Llevo unos días ilustrando un libro: no lo puedo destripar, lo sabréis a su debido tiempo. Como ayer, como anteayer, tomo tintas chinas y pinceles y me pongo en marcha, preparando el fondo para un extraño personaje que -el texto lo sugiere y la idea me divierte- pondré encima. Me engolfo de lleno y de pronto...¡cielos! ¡nunca un impresor sacará tantos tonos! ¡esto no sirve!. Pero me encuentro ante mí algo inesperado que parece gustarme.
El escaneo me ha dado la razón: imposible limpiar los naranjas: no obedecen como amarillos, ni como rojos ni como neutros. Os juro que son naranjas, y naranjas de verdad.
La idea me viene de esto, de hace 7 años, que acabo de descubrir: sólo un trozo escaneado, pero me resulta de lo más estimulante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario